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Cuenta la leyenda, que una bella niña, dotada de gran habilidad, tejía maravillosas randas y blondas. La niña era orgullosa y engreída, y el cielo la castigó transformándola en iguana. Solo sus hábiles manos se salvaron de la transformación, quedando así el reptil con manos casi humanas y una cola cubierta con los anillos y abalorios que adornaban a la niña, a los que se atribuyen propiedades mágicas. Las iguanas son inteligentes, tienen gran memoria, y cada una es especial. Y así, esta igu@nartista recorre el mundo del arte, metiéndose en los cuadros de los grandes maestros como okupa de su espacio y mostrando al mundo su lado hermoso y creativo.
Dos hermanas en la terraza.
Dos hermanas en la terraza.
El Grito
El Grito
Number 11, Blue Poles
Number 11, Blue Poles
El Molino Embrujado.
El Molino Embrujado.
Los Bañistas
Los Bañistas
Elevadores a pleno sol.
Elevadores a pleno sol.
PIAI
PIAI
DOS HERMANAS EN LA TERRAZA
Renoir evoca lo alegre, brillante y reconfortante de la vida. Y en un día cálido y hermoso, la intrépida Igu@na quiere hacerse pasar por una de las dos hermanas que pasan la tarde en un jardín de Chatou, donde el artista pasó gran parte de la primavera de 1881. Como en realidad no eran hermanas, no le importó demasiado suplantar a la mayor. 
Inmersa en una yuxtaposición entre figuras sólidas y un paisaje de fantasía, sostiene esa canasta de costura que evoca una paleta con los pigmentos brillantes y puros con los que Renoir jugó en el resto de la pintura.
EL GRITO
"Paseaba por un sendero con dos amigos, el cielo se tiñó de rojo sangre, se detuvo -sangre y leguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad-" y el resto ya lo sabemos. Pionera del arte expresionista, la versión original de "El grito" es de 1893 y se encuentra en un museo de Oslo. Sabemos que a nuestra Igu@na no le gusta llamar la atención, y en vez del característico gesto de angustia que Munch dio al protagonista, como buena okupa del espacio ajeno que pasa de todo, nos mira con aire circunspecto. 
NUMBER 11, BLUE POLES
Igu@na fue a un museo de Australia y se sintió impactada por Pollock. Okupó el cuadro para experimentar su "técnica de goteo", sentir el genio del pintor y su tensión corporal al poner la fluidez de la pintura a merced de la gravedad. Cada salpicadura era una reflexión, y sumando azar, intuición, fuerzas de la naturaleza y control, Pollock llevó al expresionismo abstracto a un nivel hasta entonces desconocido. En plena crisis de la Guerra Fría, había muchas inquietudes y temores que reflejar en un lienzo, y el pintor añadió la tensión mundial a sus propios demonios. Igu@na lo recuerda con empatía.
EL MOLINO EMBRUJADO
“¿Hay una idea más misteriosa que imaginar cómo se refleja la naturaleza en los ojos de los animales?”, se preguntó el artista. En 1913, e inspirado por una estancia en el Tirol, Franz Marc pintó ese molino embrujado para reflejar la mágica armonía entre los humanos y la naturaleza. Igu@na se sintió cautivada por su visión fresca, sus colores brillantes, la fuerza vital que transmite, su emotividad, y ese dominio de la simplificación formal y cromática. Como resistirse a admirar a alguien que, además de ser un artista excepcional amaba a los animales sobre todas las cosas, y que perdió su vida en la Batalla de Verdún luchando por limpiar el alma del mundo.
LOS BAÑISTAS.
Esta imagen es una sección de los Bañistas. Uno de tantos estudios independientes sobre bañistas que realizó Cezanne. Una obra exploratoria, con trazos rápidos y ligera, a pesar de su complejidad compositiva. Igu@nartista no pudo rechazar la tentación, y recreó un posado para el pintor. Fue pintado entre 1899 y 1904. En esa época, Cezanne ya había desarrollado un estilo más personal, alejándose de las pautas estéticas del impresionismo, y comenzó a ser admirado en sus últimos años por los jóvenes artistas que formarían la estética vanguardista.
ELEVADORES A PLENO SOL
Igu@nartista se desliza entre las aguas tornasoladas, y observa el ir y venir de los estibadores ante los “Elevadores a pleno sol”, pintado por Benito Quinquela en 1945. El de los trabajadores, era un universo que el pintor conocía desde dentro, representándolo siempre con figuras en constante movimiento, cargando sacos de carbón. Quinquela adoptó con el tiempo una temática, un repertorio, una iconografía, que se van a autoimponer como su marca, plasmando escenarios del esfuerzo, de la vida humana transformadora, de los sueños de progreso que reflejaba cuando representaba El Riachuelo y La Boca. La Boca era entonces una Babel de lenguas y culturas: italianos, japoneses, chinos, uruguayos, yugoslavos, griegos, turcos, los mismos padres adoptivos de Quinquela eran un genovés y una descendiente de indígenas. “La Boca es un invento mío”, decía, mezclando en grandes escenarios de ficción su propia historia, con vivencias ajenas, lo que veía , lo que existía y lo que soñaba que sería el futuro. Dueño de un lenguaje y una técnica propia, con reminiscencias del manchismo y el impresionismo, forjó su propio estilo: “Como me tomé al pie de la letra aquel concepto del maestro Lazzari sobre la libertad en el arte, me declaré enseguida artista libre y no volví más a la academia”. Su técnica es la representación a través de la materia: el óleo aplicado con espátula es el que enfatiza trazos y volúmenes ,con una pincelada gruesa, corta y cargada de colores plenos y saturados. Igu@na es feliz entre tanto color: “Cada color expresa un momento, una emoción y como yo quiero rendir homenaje a los colores aún después de muerto, pinté yo mismo mi ataúd con los colores argentinos por dentro, y por fuera con los siete del arco iris”.
PIAI
Xul Solar pinta “Piai” en 1923. Fue un alma inquieta, un gran viajero en lo físico y en lo espiritual, y en su recorrido por las grandes capitales europeas redescubrió el mundo americano. Bebió del primitivismo, del arte moderno, de la sensibilidad de los expresionistas alemanes por la etnografía y los mitos de América y Oceanía, de las indagaciones dadaístas sobre el universo mágico de lo tribal, y en esta obra aplicó una síntesis de lenguajes, combinó planos de color abstractos, estilización del arte primitivo, descomposición geométrica del plano, o el uso del neocriollo para estructurar la composición, y utilizó los recursos de la acuarela para transmitir sensación de levedad e ingravidez. Pero lo que le entusiasmó a Igu@na fue la leyenda. La representación de la purificación por el fuego y la regeneración, o mejor: el mito del Quinto Sol. Este cuenta que Tecuciztécatl, dios soberbio y ricachón, se ofreció para alumbrar la superficie de la Tierra; pero se necesitaba un segundo candidato. Los dioses observaron a uno, calladito y prudente, con el cuerpo cubierto de llagas, cuyo nombre era Nanahuatzin , y llamándole despectivamente “bubosito”, lo eligieron también. Está claro de quien se ha “diosfrazado” Igu@nartista en esta ocasión. El caso es que tras cuatro días de intensa fogata y ofrendas, a cual más rica por parte de Tecuciztécatl; llegó la hora de arrojarse a la hoguera y transformarse en una estrella brillante. Y ya tenemos ganador. Por cuatro intentos a uno, Nanahuatzin se alzó en el nuevo Sol, y para no ser menos, Tecuciztécatl también se arrojó, puntuando una quinta vez, y obteniendo ser La Luna como premio de consolación. Sin duda, “Xul Solar es uno de los acontecimientos más singulares de nuestra época”, (Borges).
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